domingo, 7 de abril de 2013

Lo siento, me importa una mierda. Y no, nunca fueron lentejas



De verdad, no es porque me encuentre triste. No es porque sea incapaz. O que me corra hielo por las venas y arda por fuera. A lo bonzo no sería mi sistema.
 
Escucho sonidos. Escucho música francesa.
Escucho al mechero sin piedra, jé.

De verdad, no es porque me encuentre triste, no es porque esté sumida en pena.
 
Pena siento del mundo que me rodea. De que me mienta. El mundo siempre será mi problema, y a la vez yo seré su contratiempo. En contra de todos los vientos. Gases tóxicos y todo eso.
No hay profundidad, no hay buena escritura. No hay mucho aquí, pero en casi ningún sitio. Muérete y vuelve a vivir, yo que sé, hoy no se me ocurren más ideas.
Podría escribir relatos de otros. Podría escribir mi puta vida que no interesa una mierda. Pero joder, hay demasiadas lágrimas. Están las macetas repletas. Pero es lícito decir lo que a nadie le interesa. Mira la tele, mira los periódicos, mira la iglesia.
El sitio muere. Evidentemente. Yo no, yo estoy viva. Nadie ha intentado matarme, al menos no hoy. En las ciudades pequeñas casi nadie intenta matarte, como mucho no ayudarte con las bolsas de la compra. Todos tenemos prisa, así que os perdono.

No, en serio, no lo repitas. No es porque esté en sol de tristeza. No, no me jodas con eso de que me quieres. No hables de que sin mí...  porque me meas la vida con tu miseria.

No quiero que el mundo me mienta, pero jé, que sepáis hijos de puta que me doy cuenta.

martes, 2 de abril de 2013

No vendo mis ojos

Interludio. Sin actos. Sin música. Sin rimas. Sin colores. Sin orden.  Sin sentido.



imagen: Imilce


Diría, quiéreme por dentro y no por como se espera que sea. No seré jamás sublimidad. 
Los cambios son oxígeno, pero no es el momento, no hoy, tampoco ayer y mucho menos sé que no será mañana. No es hora para ideales exactos proporcionados en armonía. No es hora para el orden, y quizá nunca lo sea si este río sigue contaminándome con revolución continua. Interna. 

Dentro de las claridades, afirmo sólo que seré detritus, y aceptarlo es un paso a la tranquilidad, a mi sosiego. Igual que tú, que no eres nadie y a la vez puedes ser todo, aceptes la tormenta.

No es que ya no espere nada. Es que todo se ha convertido en una espera hacía la nada. La nada es la espera.  O esperar es nada. La sucesión deja de tener sentido, ¿Entonces? indolencia, apatía "no, no me esperes para cenar, ya estoy acostada, casi estoy dormida".  


Nunca llego a tiempo a las despedidas. Esta vez tampoco le dije adiós al invierno. Joder, ni siquiera ha hecho las maletas. Ha dejado al frío en el paritorio, dando calor sin mesura ni aviso. Prematuro, como lo indeseado. Como los suicidios. 

No quiero más colores grises. Ya tengo la mañana llena. Ya ha salido el sol en todas las aceras. Pero aquí, aquí sólo llueve tristeza.

Y antes de decir esta boca es mía, estos son mis ojos, este es mi coño, estas son mis piernas. Esto es todo y lo que realmente es mío, es lo que toco y lo que muevo, por eso abriré los ojos sólo cuando quiera hacerlo.


Desnuda la fragilidad, mi fragilidad que me asquea,
apunto que la debilidad es la metamorfosis a la fuerza.