- Sigo sin entender cómo puede estar pasando esto.
- ¿Ves? Ese es tu problema, quieres comprenderlo todo.
- Es que no tiene sentido que me estés hablando, no lo tiene.
- ¿Por qué no?
- ¡Porque eres una mano!
- ¿Y qué problema hay?
- Joder que las manos no hablan.
- Siempre poniendo impedimentos y trabas. Debes tomarte la vida con más credulidad inocente. Querer una explicación para todo tampoco es necesario. Además ¿Para qué tanto saber?
- Porque saber es necesario para vivir mejor, sin ser un simple engañado. De todas formas, tú qué vas a entender, si sólo eres una mano.
- Ya estamos desvalorizando lo que es diferente a ti.
- No, no de eso nada.
- Sí, sí de eso todo. Y clarooo como yo soy una simple mano no puedo entender ¿verdad? Siempre con los prejuicios de mierda.
- Bueno tampoco te lo tomes a mal.
- Me has ofendido.
- Lo siento, no era mi intención. Estoy entre la confusión y el alucine. Entiende que por lo general las manos no hablan.
- Ya empezamos...
- No, no. Bueno y dime, ¿qué me tienes que decir? Supongo que esto es algo extraordinario que manda el más allá para darme una instrucción, una ayuda divina en forma de mano parlanchina. Aparición a lo moderno. O quizá un poder. Joder qué maravilla, por fin, sabía que sería elegido entre tanto inepto. Y dime por favor, dime, ¿Cuál es mi cometido? ¿Qué tienes que indicarme?
- ¿Yo? Si has empezado a hablarme tú, chalao.